Cuatro lunas
La placidez del arroyo en que navego
está por terminarse,
no lo niego.
Cuatro lunas de apasibles aguas
me han briznado un descanso
que en años no había podido respirar.
(Cierto, con días de incertidumbre).
Pero la boca
hambrienta de trabajo
espera al poeta boca abierta
que intuitivamente se deja deborar
por la necesaria cotidiana vida
para poder vivir y dar gotas de vida
a los retoños que se hierguen
hacia el cielo y el tiempo venideros.
Bienvenido a la cotidianidad
del mundo honkonés
donde todo parece pequeñez,
espacios y tiempo me atraparán
una y otra vez
con el ritual de cada amanecer.
(North Point, Hong Kong. A 5 de octubre del 2015)
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