Los poemas, historias condensadas??

En estos días me ha martillado la inquietud sobre la libertad de un poema...
Y aunque pensaría que nos arrancan pedacitos de uno mismo; también creo que son capaces de cobrar vida propia y volverse una historia en sí, en un poema o una sucesión de poemas se puede concentrar una historia. Por lo tanto, debería darle más libertad a mi mano para inventar historias en palabras condensadas, como extractos concentrados. O como alguna vez dijo Octavio Paz, empecé a escribir poemas porque había cosas que no sabía cómo decirlas.
Y así, mis ojos, mis oídos, mis sentidos se vuelven cómplices de ese cotidiano explorar el mundo. Las calles salpicadas de contrastes, el ir y venir de la gente...

Se van quedando ideas, imágenes que no terminar de párirse.

Ayer vi por ejemplo, la entrada a la calle del Templo (Templo Street), y hoy recorriendo la misma calle, vi una tienda de juguetes sexuales en Temple Street (Sex shop in Temple Street), lo que hace un contraste inimaginable...

Los rostros que expresan sin gritar, el que pide sin hablar... ideas, palabras que deberían saltar de un poema.

A falta de palabras, dejaré estas imágenes del que pide limosna sin hablar, de la mujer que expresa angustia mientras toma valor, quizás, para llegar a casa. ??Qué más puede uno captar en una ciudad donde la lengua me es ajena; y mis oídos se vuelven incapaces, mudos al paso y al murmullo? Que se queden mientras tanto esas palabras mudas como semillas sueltas en el camino...



Comentarios

Entradas populares